Salud
La medicina preventiva es fundamental. Donde ésta adquiere mayor importancia es en los extremos de la vida, osea, cuando el animal es cachorro y cuando llega a
la senectud o vejez.Hablaremos en esta oportunidad del cachorro y la importancia que tienen sobre él la aplicación de las vacunas a su debido tiempo. El programa vacunal debe trazarlo el veterinario responsable de cada ejemplar. No obstante y a modo de guía pueden diseñarse unas pautas que de ser seguidas llevarán
al cachorro a superar esta peligrosa edad sin problema alguno, la mayoría de las veces. Así debe iniciarse la vacunación cuando los anticuerpos
maternos adquiridos al mamar el calostro de la madre, llegan al fin de su actividad, eso es, hacia los 45 días de vida del perro. Normalmente se inocula la primera dosis de la "octuple" (que entre otros los protege contra: la parvovirosis canina, el distemper [moquillo], la hepatitis contagiosa canina, la leptospirosis, la tos de las perreras,
adenovirosis canina, etc.) al cabo de veinte días , debe ponerse la segunda dosis de esta vacuna polivalente y a los treinta días, la tercera y última dosis. A los seis meses es recomedable la vacunación antirrábica. Siguiendo este programa o el que el médico veterinario diseñe, el riesgo de contraer cualquiera de estas temibles enfermedades disminuye hasta casi desaparecer y se asegura que el cachorro crecerá fuerte y con un organismo radiante de defensas que les protegerán durante toda su vida, eso sí, debiendo ser revacunados tanto de la vacuna polivalente como de la antirrábica, todos los años de su vida.
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